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A muchas personas les sonará el término reumatología, pero una gran cantidad de personas no saben definir con exactitud de qué se trata. Y es normal, ya que muchos profesionales de la salud tampoco conocen bien esta rama de la medicina. La reumatología se encarga de estudiar y diagnosticar las enfermedades del aparato locomotor o, más concretamente, las enfermedades musculoesqueléticas.
Cabe destacar que esta subrama se ha ido desarrollando a pasos agigantados desde el siglo pasado hasta nuestros días, por lo que puede considerarse una disciplina autónoma. El avance de la tecnología en la medicina y la creciente incidencia de dolencias musculares y óseas en una población cada vez más envejecida han impulsado la reumatología.
El reuma es un término utilizado a pie de calle para referirse a dolencias genéricas en músculos y huesos. Así pues, no es un tecnicismo riguroso ni médico, sino una mera denominación popular, ya que no existe un fenómeno uniforme al que se le pueda llamar “reuma”.
Ahora bien, lo que sí existe son las enfermedades reumáticas, que comprenden un conjunto de más de 200 dolencias de las cuales se ocupa principalmente la reumatología. Para su diagnóstico, la reumatología dispone de un amplio abanico de pruebas de laboratorio que ayudan a diagnosticarlas y a prescribirles un tratamiento.
Muchas personas utilizan estos términos de forma intercambiable, pero formalmente son profesiones diferentes que desempeñan labores distintas. Hace no mucho, los traumatólogos eran la vía de entrada para todos los pacientes sospechosos de padecer una afección reumatológica. No obstante, con el paso de los años, la reumatología y la traumatología han sabido encontrar su propio hueco distintivo.
El reumatólogo es aquel que diagnostica y trata enfermedades del aparato locomotor. Así pues, lo lógico sería visitar primero al reumatólogo para que pueda diagnosticar al paciente y, a ser posible, tratarlo sin intervención quirúrgica.
Por su parte, el traumatólogo o cirujano ortopeda se ciñe a intervenir quirúrgica u ortopédicamente al paciente en casos de enfermedades y lesiones más graves en huesos, tendones, articulaciones o músculos, e incluso para dolencias que se hayan visto agravadas a pesar del tratamiento reumatológico.
Se trata de una enfermedad autoinmune comúnmente asociada a la edad avanzada. En este trastorno inflamatorio el sistema inmune ataca los propios tejidos corporales, como pueden ser la piel, el revestimiento de los pulmones, los vasos sanguíneos, entre otros. Contrariamente a la ciencia popular, la artritis no se circunscribe a la inflamación articular. Esta hinchazón puede ser bastante dolorosa y, si el trastorno es lo suficientemente grave, puede provocar deformidades e incluso discapacidad física.
Un trastorno que con frecuencia se confunde con la artritis. Ciertamente, ambas enfermedades reumatoides cursan con dolor en el aparato locomotor. No obstante, el origen del dolor es diferente. Por su parte, la artrosis ocasiona lesiones en los cartílagos que recubren los extremos de las articulaciones, pero no por inflamación como la artritis, sino por puro desgaste. Es muy común que la artrosis se dé de forma localizada en la rodilla y/o en las manos.
La lumbalgia es un dolor focalizado en la parte baja de la espalda que no tiene una causa aparente, pues no hay roturas ni lesiones a simple vista. Entre los desencadenantes más habituales se encuentran las hernias discales, la escoliosis, las contracturas musculares, la comprensión de nervios, la espondilitis o cualquier alteración de la columna vertebral. No obstante, en muchos casos es muy complicado identificar el origen de esta enfermedad reumática.
Esta conocida enfermedad no produce dolor, pero si provoca fracturas con frecuencia. Consiste en una disminución progresiva de la densidad ósea, proporcionalmente inversa al aumento de la fragilidad de los huesos. Se asocia más a mujeres en menopausia, ya que la falta de estrógenos propicia la osteoporosis. No obstante, también se puede observar en hombres casos de osteoporosis senil.
Estos reumatismos están englobados en los denominados reumatismos de partes blandas. La tendinitis consiste en la inflamación del tendón por microtraumatismos que se producen en actividades físicas repetitivas del día a día. Por su parte, la bursitis consiste en la inflamación dolorosa de las bolsas sinoviales que recubren algunas articulaciones para amortiguar impactos.
Los dolores de origen reumatológico son la segunda causa de consulta médica en la atención primaria según un estudio exhaustivo de la Sociedad Española de la Reumatología. Esta investigación también reveló que los reumatismos son las enfermedades que más alteran la calidad de vida de las personas y que la mitad de las bajas laborales en España se deben a enfermedades reumáticas.
Algunas afecciones como la lumbalgia, la artrosis de rodilla o la osteoporosis influyen en la vida de más del 10% de la población española. Esta cifra no tiene previsto disminuir, ya que la población envejecida en Europa no para de crecer y, con ella, los reumatismos que ocasiona el curso normal de la vida. Pero, no nos confundamos, hay jóvenes que también sufren reumatismos como la espondilitis anquilosante que también necesitan de un tratamiento reumatológico de calidad.
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